La verdadera lucha es interna - parte II
- DeportivaMente
- Oct 5, 2018
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6- El Ánimo siempre vivo; el ánimo renovado, aunque las heridas sean profundas y largas como río, el ánimo inquebrantable. Tal es el ánimo del guerrero; del fracaso se hace una enseñanza, de la derrota una victoria, de la pérdida una lección de ecuanimidad. Un ánimo vital pero sosegado. Un ánimo que previene contra las vacilaciones inútiles y que permite encarar las circunstancias adversas de la existencia sin ansiedad. Un ánimo que se mantiene incluso ante la muerte y permite reconciliarse con ella con elegancia y lucidez. Ese es el ánimo que permite superar la angustia que amenaza a todo ser humano ante las situaciones, especialmente difíciles. El guerrero espiritual procede como si esa angustia no se presentase aunque se presente
7- Es la conquista de uno mismo la más elevada y la más noble, así lo sabe el guerrero y así se sirve de todos sus recursos para ir la haciendo posible. Invoca a la Shakti, madre divina haciendo uso de todas sus potencias. Así es que el guerrero se abandona, pero no se abandona, del mismo modo que espera sin esperar, de igual forma que cree en todo sin creer en nada. Es una paradoja viviente porque la vida es en sí misma la gran paradoja por la que peregrinas. Asume pero no desfallece, se emplea a fondo cuando es necesario, se retira a su intimidad abismal cuando las circunstancias lo requieren. A veces es asaltado por la inmensa soledad propia de todo guerrero, pero esa es la batalla que mejor sabe librar. Soledad, sí, pero no desvalimiento. Hay un sabor de plenitud e infinidad en la desenfrenada soledad del ser humano. El guerrero se alimenta con ese sabor
8- El guerrero es un explotador de toda posibilidad, de toda experiencia, de todo itinerario. Su curiosidad es muy viva, aunque no compulsiva. Todo lo mira, de todo aprende, a todo le saca la inspiración. De ahí que nunca haya lugar para el aburrimiento, mucho menos para la timidez o el ánimo timorato. En su explorar consume mucha energía, pero debe aprender a renovarla. Sabe acumular energías y hacer uso de todos sus recursos. Cuando se siente débil, se conecta con la fuente primordial, de ella toma su fuerza, su coraje sereno, su intrepidez para penetrar en universos vedados para el ser humano común. Él es instrumento de esa fuente primordial. Es humilde pensando que sólo es una mota en los vastos universos, pero se tonifica sintiendo que esa mota forma parte de la unidad de la fuente primordial. Sabiéndose el instrumento de un poder más alto, no se identifica con la acción, ni mucho menos con los resultados de la misma, pero procede con destreza y hace lo mejor que puede en cualquier momento; hace sin hacer, participa sin participar. No se entrega a desconcertantes aprehensiones, no se deja desbordar por la inquietud, no se lamenta, no se autocompadece, no abre los portones de la duda por la duda. Confía en su energía de criatura viviente. Si sus fuerzas están al punto de agotarse, se refugia en la cueva de su corazón y escucha la voz de la amada que le infunde nuevos ánimos. Recupera así el espíritu del guerrero que es su mayor tesoro, su más espléndida riqueza.
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